…¡POR UNA ARGENTINA CON RAÍCES ÉTICAS ABIERTA AL MUNDO!
A lo largo de la historia de la educación en la Argentina existieron diferentes enfoques en la vida de las escuelas.
Jauretche expresó que el siglo XIX y varias décadas del XX, ¨que la escuela no continuaba la vida sino que abría en ella un paréntesis diario. La escuela daba la imagen de lo científico, todo lo empírico no lo era y no podía ser aceptado por ella; aprender no era conocer más y mejor, sino seleccionar conocimientos, distinguiendo entre los que pertenecían a la cultura, que ella administraba y los que venían de un mundo primario que quedaba más allá de la puerta…¨
Cuenta, el autor citado, que la ¨escuela nos enseñó una botánica y una zoología técnica con criptógamas y fanerógamas, vertebrados e invertebrados, pero nada nos dijo la botánica y la zoología que nos rodeaba todos los días¨. Nunca se nos habló de la laguna del Chancho, donde íbamos a bañarnos y a pescar en las rabonas, como tampoco de la laguna de Gómez o mar Chiquita cerca de Junín.
También, ¨la historia argentina que se aprende en la escuela resulta ajena a la tradición oral y a los testimonios del pasado que encuentra en Lincoln y sus alrededores…¨ (página 8). Nada se sabía del anterior nombre de El Chañar, que precedió al de Lincoln. Tampoco se sabía que el pueblo había sido treinta años antes territorio ranquelino, pues, la escuela ignoraba oficialmente a los ranqueles. El autor había nacido en esa ciudad en el 1901.
La escuela descripta era coherente con un modelo de país que se identificaba con un proyecto político vigente. Ese proyecto agro-exportador le dio al país un progreso económico, privilegiando a la pampa húmeda, al litoral, dejando de lado otras regiones geográficas del país.
Cuenta Arturo Jauretche, ¨Bastante tiempo después de los primeros largos o de mi primer bigote…reaccioné contra la formación recibida…Creo que recién empecé a pensar desde mí mismo y no desde una hipótesis previamente construida…Y como no tenía hipótesis, tuve que sacarme los anteojos prestados para empezar a ver el mundo que me rodeaba, mi país, mi pueblo…¨
La formación educacional del medio nos había llevado a elaborarnos una cultura a pelo y otra a contrapelo, o dos culturas paralelas. Una, a la vista, que identificamos con el guardapolvo escolar, era la que exhibíamos ante los mayores y en la escuela. La otra secreta.
Este conflicto íntimo lo llevamos todos los argentinos. Este conflicto se revela en las contradicciones de esa doble personalidad: por un lado, el que mira a partir de nosotros mismos país desde afuera según, el pensamiento rector de los grandes centros de la ¨civilización¨, elaborada al margen y en muchos casos en contra de nuestra realidad. La otra, es la posibilidad de partir de nosotros mismos, según somos, para adquirir lo que es verdaderamente universal, por ejemplo, la actitud solidaria hacia la persona. Creo en una verdadera globalización de lo solidario, desde el respeto a la vida partiendo desde su concepción
En síntesis, dice el autor citado, poder mirar la realidad nacional con ojos argentinos y es así como empecé a comprender que el progreso no es un fin en sí mismo, sino un instrumento de realización de hombres concretos en un mundo concreto. Dejando de lado el amor a la humanidad por el amor a mis paisanos, a los hombres de la comunidad en que se vive, que es la humanidad efectiva y no a la abstracción. Pero, abiertos al mundo, no cerrado solamente al mundo del mercado, sino privilegiando el valor de la persona y a su dignidad, que le ha sido dada.
Desde fines del siglo XIX hasta pasada la segunda mitad del XX, la escuela fue asociada al progreso de las naciones, a la movilidad social individual y a la paz social. Hubo consenso tanto en el capitalismo como en el socialismo. Este último cuestionó, aplicando el pensamiento marxista, que la educación fuera un factor de transformación de las sociedades, pero, afirmó su eficacia para lograr el desarrollo industrial y la modernización cultural dentro del campo socialista.
¿Cómo será la escuela en el siglo XXI?
Ante las nuevas necesidades que se perfilan, una nueva educación debe gestarse, afirma Inés Aguerrondo. Esto no sólo en nuevos contenidos y nuevas metodologías, sino también, en una nueva forma y organización del aula y de las escuelas. En el mundo de la economía, por ejemplo, cada cambio en los modelos de producción ha llevado cambios en los modelos de organización. Creo que este tema es para trabajarlo más profundamente en otra entrega.
Pero, lo que no puede negarse, es que también en la Argentina, el inicio del nuevo siglo y del milenio nos encuentra en medio de una crisis socio-cultural y política y que se puede definir como crisis de valores. Ésta ha partido de los países desarrollados, extendiéndose a los países en vías de desarrollo como el nuestro, divulgándose por los medios de comunicación social, expresándose en la forma de un difuso subjetivismo, relativismo moral y nihilismo.
Estamos convencidos que es indispensable que apuntemos a valores tan decisivos como la identidad y la verdad, pues, no se puede vivir con la sensación de que ¨todo vale¨, ¨que da igual¨, ¨total para que te vas a preocupar¨, la descalificación frente a una crítica, compulsión por tener, etc. Es imprescindible reaccionar para no resquebrajar cualquier intento de consolidar una identidad comunitaria. Ese ambiente es el que enfrenta la familia, la escuela, la educación: no hay capacidad para distinguir el bien y el mal, en consecuencia, no hay valores firmes, estables y compartidos.
Si la escuela quiere ser de verdad instrumento de educación, debe otorgar a la palabra, al esfuerzo y al aprendizaje, el lugar que le corresponde por naturaleza. Cada momento es una oportunidad para aprender actitudes y hábitos que sirven para la vida y para la formación humana del individuo.
Para finalizar, paciente lector, deseo que estas reflexiones nos ayuden a trabajar por una comunidad política de ciudadanos responsables, justos y solidarios, consolidando una Argentina con raíces éticas y abierta a las naciones.
Gracias por estar!. Jorge Alberto Herrera. Educador contemporáneo
2 Comments to “…¡POR UNA ARGENTINA CON RAÍCES ÉTICAS ABIERTA AL MUNDO!”
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By JP, 27 noviembre 2011 @ 22:02
Muy buen artículo. Me gustó mucho la descripción «Y como no tenía hipótesis, tuve que sacarme los anteojos prestados para empezar a ver el mundo que me rodeaba, mi país, mi pueblo…» de A. Jauretche ¿A caso no nos pasa lo mismo? Y por supuesto, valores y principios claros, sino, no se entiende el «para qué».
Bien por el autor!
By Jorge Herrera, 12 diciembre 2011 @ 21:37
GRACIAS JUAMPI!! POR EL AGUANTE!!. ESPERO QUE NOS AYUDE A TODOS A LUCHAR POR UNA ARGENTINA MÁS SOLIDARIA. ABRAZO. JORGE